Investigadores del consorcio europeo Amyloid Imaging to Prevent Alzheimer’s Disease han analizado si el método que se utiliza en la práctica clínica para diagnosticar el Alzheimer con una tomografía por emisión de positrones de amiloide es también capaz de detectar las fases más incipientes de la enfermedad.
El estudio liderado por el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall e impulsado por la Fundación La Caixa, concluye que este sistema, basado en la evaluación visual, es útil para distinguir las fases iniciales, y propone una nueva metodología para determinar la extensión de la patología en diferentes regiones del cerebro.
“Nuestro trabajo aporta un método fácilmente aplicable en la práctica clínica que permitirá un diagnóstico más sensible de las fases más incipientes del Alzheimer, similar al que hacemos en el ámbito de la investigación”, explica el doctor Juan Domingo Gispert, autor principal del estudio y responsable de un grupo de trabajo del consorcio y del grupo de Neuroimagen del centro de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center.
El estudio se ha presentado como una comunicación destacada en el International Conference on Alzheimer’s and Parkinson’s Disease, celebrado de forma virtual, y ha estado distinguida con el premio Junior Faculty Award. El proyecto ha contado con la colaboración de investigadores del Ciber de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina y se ha publicado en la prestigiosa revista científica European Journal of Nuclear Medicine and Molecular Imaging
La investigación se ha realizado con participantes sin alteraciones cognitivas del Estudio Alfa y con personas con problemas cognitivos, provenientes del Dutch Flutemetamol Study del Amsterdam Dementia Cohort, cubriendo así todo el espectro de la enfermedad. Este estudio permitirá una clasificación más precisa y en línea con el método cuantitativo que se utiliza en el ámbito de la investigación, y mejorará la selección de participantes para probar tratamientos contra el Alzheimer.
Los investigadores del consorcio han compartido en acceso abierto este nuevo método, en el cual también explican cómo se podrían extrapolar los resultados a escala Centiloid utilizada en investigación, y detallan, por ejemplo, cuáles son las mejores orientaciones para detectar la extensión de la acumulación de amiloide en diferentes regiones del cerebro. Tal y como apunta el Dr. Gispert, “poder hacer un diagnóstico más cuidadoso supondrá una mejora en la selección de participantes para los ensayos clínicos y, en un futuro próximo, será indispensable cuando haya tratamientos disponibles para las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer”. El próximo paso es investigar la capacidad pronóstica de la prueba PET de amiloide en una cohorte de cerca de 800 participantes de toda Europa.