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Sierra de Gata. Paraíso gastro. Alberto Díaz

Sierra de Gata. Paraíso gastro. Alberto Díaz
San Martín de Trevejo. Fotos: Cedidas
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El post que os traigo hoy sucedió en otoño, hace ya algún tiempo, cuando Tripextremadura fue requerido por un grupo de blogueros gastronómicos para viajar por la Sierra de Gata.

Podría escribir un libro entero sobre lo vivido en ella, la inmensidad de actividades que ofrece al visitante, sus fantásticas casas y alojamientos rurales, sus leyendas, los pueblos encantadores, su patrimonio lingüístico que parte de ella posee o perderme en explicar lo atractivo de sus paisajes en cualquier época del año.

Todo esto sería muy largo de explicar en este post; para concluir esta pequeña introducción diré que es uno de los pocos sitios que he visitado donde la naturaleza y la humanidad guardan un equilibrio que se vuelve tangible al visitante, convirtiéndola en adictiva.

Recogimos al grupo en Madrid, para lo que utilizamos una minivan extra larga para ocho pasajeros que Tripextremadura dispone para este tipo de servicios de tours privados. El viaje se hizo un poco largo debido a las inclemencias meteorológicas propias del otoño, por lo que cuando quisimos llegar a Valverde del Fresno era noche cerrada.

Nos dirigimos al hotel rural La Velha Fabrica, que significa la vieja fábrica; este hotel rural se levanta sobre una vieja fábrica textil, lo que le da un aspecto industrial y a la vez rustico, diferente, acogedor. Puntualizar que aunque llegamos algo tarde el servicio del hotel nos recibió con la hospitalidad que caracteriza a los habitantes de esta comarca serratina.

Teníamos un día ajetreado, por lo que recogí al grupo más temprano que tarde y nos dirigimos a realizar la primera visita, a As Pontis, una almazara de construcción moderna y elaboración artesanal que extraen el aceite de oliva de la manzanilla cacereña en verde (aceituna autóctona).

Tuve la inmensa suerte de realizar la visita con el grupo al ser invitado por Miguel, dueño, gerente y gran persona; la visita por las instalaciones y las explicaciones sobre el funcionamiento y los diferentes procesos de elaboración corrió a cargo de Ana, directora y responsable de calidad, así como la cata posterior de los diferentes productos que elaboran partiendo del aceite de oliva virgen extra. Nos obsequiaron con una mini botella de esta exquisitez producida en Extremadura y reconocida mundialmente. Otro de los muchos atractivos que tiene esta zona, puesto que la visita a la almazara se puede realizar con cita previa.

Terminada la visita cogimos la van para dirigirnos a nuestra segunda parada, San Martín de Trevejo; transitar por estas carreteras en esa época del año es todo un espectáculo visual dado los contrastes entre naturaleza y cultivos, tiñendo de marrones, rojizos y ocres cada rincón del horizonte, trayecto idóneo para los ojos de los fotógrafos que venían con un servidor.

Llegamos a San Martín de Trevejo con el tiempo justo de pasear un rato por sus típicas calles y admirar la maravillosa plaza porticada con su fuente en la mitad, con el sonido del agua fresca brotando de ella; no sería la última vez que transitaríamos por este municipio serratino.

Mientras el grupo se disponía a trabajar un poco dando a conocer los manjares que se pueden degustar en muchos de los selectos restaurantes de la zona, como ‘El Duende del Chafari’, un servidor se dirigió a otro restaurante del municipio, ‘El Cazador’, donde se pueden saborear platos típicos de la zona a un precio razonable.

Estaba haciendo un poco de sobremesa sentado en la terraza cuando llamó el grupo; fue entonces cuando conocimos a nuestra guía para los siguientes visitas, Ana Belén Valiente, excelente profesional, gran persona y conocedora como muy pocos de la zona. Junto a ella nos dirigimos nuevamente hacia Valverde del Fresno para conocer una fábrica de producción y elaboración de miel, otro de los productos autóctonos de Sierra de Gata; educativa y dulce visita por sus instalaciones y cata súper curiosa de los diferentes tipos de miel según donde se instalen las colmenas, lo único que falto al grupo fue ponerse el traje de apicultor y visitar a las abejas en sus colmenas, que no se hizo por falta de tiempo. Nos obsequiaron con una muestra de miel de encina; esta actividad también es realizable reservándola.

Habíamos concluido el primer día, y después de dejar al grupo en el hotel y despedirnos nos fuimos a descansar y coger fuerza para afrontar al día siguiente la segunda jornada del tour gastronómico.

Amaneció el día un poco desagradable con el típico cala-bobo o chirimiri, contratiempo que obligó a Ana a cambiar los planes de actividades programadas, ya que el grupo tenía una mini marcha por el Castañar de San Martín de Trevejo, una maravilla en aquella época. Después de hablarlo con Raquel Contador, responsable de esta aventura gastronómica, y dar el visto bueno al cambio propuesto, nos pusimos en camino para visitar una quesería artesanal, visita que fue entretenida, siento no acordarme del nombre.

Trevejo. Fotos: Cedidas
Trevejo. Fotos: Cedidas

Volvimos a la van para dirigirnos a Trevejo, para lo cual cogimos una de las carreteras secundarias más fascinante por la que he conducido y la cual tiene un post propio. En otoño es particularmente bella, rodeada de bosques de castaño a ambos lados, son 13 kilómetros donde el tiempo se estanca; yo en su día la bauticé como el lugar donde vive el otoño.

Pasado el momento melancólico que produce en mí este recuerdo vuelvo al escrito; llegamos a Trevejo y os puedo garantizar que si existiese una forma para describir lo que reflejaba la cara del grupo lo hubiera escrito. Trevejo es una aldea de la edad media, toda de piedra, enclavada en un entorno privilegiado en la sierra, coronada por un majestuoso castillo hoy desgraciadamente en ruinas por el abandono y el tiempo, observador impasible y juez silencioso.

Este castillo fue construido por los árabes y, por avatares y designios de la Historia, fue pasando de manos en manos y de orden en orden, siendo unos de sus huéspedes más prestigiosos la Orden del Temple, con la que llego a su máximo esplendor; aún en sus muros interiores conserva tallado en piedra su escudo.

Las vistas desde este enclave son infinitas; 360º de una belleza infinita. La aldea es el lugar idóneo para pasar un fin de semana romántico en Apartamentos A Fala, o unos días en familia en la casa rural La Pastera.

El grupo quedó impresionado después de deambular, escudriñar y disfrutar de cada rincón de Trevejo; terminamos en el Buen Avio, donde pudimos degustar productos de la tierra y una exquisitas migas que preparó nuestra guía, Ana Belén, haciendo las delicias de todo el grupo.

Desanduvimos lo andado y volvimos al hotel para dejar tiempo libre al grupo, lo que supuso el punto y espero que seguido del mini tour gastronómico por la Sierra de Gata.

No quiero poner el fin a este post sin agradecer el trato recibido del grupo, todos fantásticos, y de los que saco la siguiente reflexión: “la comida como arte y como artistas ellos”. Raquel, Rafa, Carmelo, Aida, Josefina, el viaje de Sofía, Gracia, Ana Belén, ¡gracias!

TripExtremadura

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