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Pasado con memoria (XXIII)

Pasado con memoria (XXIII)
El Café de Chinitas (Málaga). Foto: Google Maps

A veces la memoria es parcial con sus recuerdos.

Coplas del Café de Chinitas
Dice Manuel Barrios (en ‘Modismos y coplas de ida y vuelta’, páginas 79-80) que por ser tan conocidas en América como en Europa, gracias sobre todo a la transcripción que de ellas hiciera Federico García Lorca, decidió detenerse en su análisis, no para restar méritos al poeta, sino para resaltar “las dificultades que, para la supervivencia de las coplas tal como nacieron, se ofrecen en la llamada tradición oral”.

La transcripción lorquiana, prescindiendo de una cuarteta circunstancial añadida posteriormente, es así:

En el Café de Chinitas,
dijo Paquiro a su hermano:
soy más valiente que tú,
más torero y más gitano.
Sacó Paquiro el reló
y dijo de esta manera
este toro ha de morir
antes de las cuatro y media.
Al dar las cuatro en la calle
se salieron del Café,
y era Paquiro en la calle
un torero de cartel.

“La composición tiene gracia, musicalidad, color… pero no sentido. ¿Por qué Paquiro, en la plenitud de su gloria, va a decirle a un hermano suyo, anónimo, que es ‘más valiente, más torero y más gitano que él’, siendo esto de sobra conocido? ¿Qué ‘pinta’ aquí un toro que ha de morir ‘antes de las cuatro y media’? ¿Quién duda de que Paquiro sea en la calle, como en la plaza, un torero de cartel?”, continúa Barrios.

Según don Manuel “Nada de esto responde a la lógica y ésta nunca falta en las coplas populares”. Tras un paciente y profundo estudio del caso, descubrió al fin un error: leve, insignificante, pero decisivo. Lorca había colocado mal la preposición ‘a’; sólo con situarla en el sitio exigido por la oración, la historia resultaría distinta y del todo coherente:

En el Café de Chinitas
Dijo a Paquiro su hermano…

No es Paquiro quien habla, sino otro. El torero responde con un desafío: “Este toro (es decir, quien acaba de interrumpir su fiesta) ha de morir antes de las cuatro y media. Al llegar la hora, el otro no acude al reto y Paquiro se encuentra solo, como el torero de cartel que es”.

“Pero, a pesar de ello, aún existía algo que debía de desfigurar el sentido de los versos”, insiste Manuel Barrios. Así llegó a la conclusión de que el poeta, es decir, Lorca, que la palabra ‘hermano’ era pronunciada con la característica aspiración andaluza de la ‘h’; pero no se trataba de eso, sino que quien se dirige a Paquiro es un germano; o sea, un chulo, un guapo valentón.

“La historia queda resuelta y, con ella, el pequeño enigma”, continúa el Sr. Barrios:

En el Café de Chinitas
dijo a Paquiro su hermano:
soy más valiente que tú,
más torero y más gitano,

Y concluye: “Vemos, por tanto, cómo la colocación de una sola letra, la ‘a’, puede ser desconcertante en el precioso lenguaje que emplean más de trescientos millones de hispanohablantes”.

La madre que parió a Panete
Se trata de una expresión que se usa cuando algo sale mal, manifestando disconformidad, enfado, frustración y pesar por algún suceso que no ha salido como uno esperaba. Mala suerte en general. Esta expresión es muy común en otros sitios de España, pero especialmente en Andalucía y en todos significa lo mismo, pero ¿Quién era Panete?

Según se recoge en ‘La Azotea de Cádiz’ el origen del nombre de Panete parece partir de la Panadería La Gloria de Cádiz, que por finales de 1980 sacó un comic llamado ‘Panete y su pandilla’, para publicitar la panadería y mostrar el proceso de hacer pan. Los niños de los colegios hacían excursiones a esta mítica panadería, visitando sus instalaciones, en las que como premio se les daba un trozo de masa para que intentaran hacer allí mismo un pan pequeño, como los que salían en el comic. Los niños, ante tantos fallos y errores al realizar sus panes, mandaban al cuerno a la mascota Panete en muchas ocasiones, lo que seguramente dio origen a la frase popular.

Pero también hay quien dice que Panete era un personaje bilbaíno, pero nacido en Dos Hermanas, y parece ser que el tal se debía apuntar a un bombardeo acudiendo a sitios donde a la mayoría de la gente no le apetecía ir.

Otras expresiones:

Eres más tonto que Juan Hostias

Eres más tonto que el asa de un cubo

Eres más tonto que hecho de encargo

Eres más tonto que el que asó la manteca

Más tonto que los pelos de mi culo que ven venir la mierda y no se apartan

Más tonto que Clavijo, que cayó de espaldas y se rompió el pijo

Más tonto que mis huevos, que en 29 años no se han saludado

Más tonto que mear a contra viento

Y aún hay más tontos:

El tonto del bote

El tonto de Capirote

El tonto del haba

Marimanta
Nombre con que era designado el fantasma al que aludían los padres para meter miedo a los niños. Procede de ‘Mari’ (mujer) y ‘manta’, con que la niñera se tapaba la cabeza.

Quevedo escribe, en ‘La hora de todos. Sueños’: “Por otra parte, asomó con pies descabalados Saturno, el dios marimanta, come-niños, engulléndose sus hijos a bocacos”.

Y en el romance donde describe el río Manzanares, cuando concurren en el verano a bañarse en él:

Una fea amortajada
en su sábana de lino
a los difuntos se muestra
marimanta de los niños.

Mujer de punto
Según la RAE ‘mujer de punto’ es la persona principal y de mucha distinción, honrada y decente. Pero también se aplica a la del arte de la vida, a la vida airada, a la moza de partido, a la de mala vida, a la de mal vivir…; es decir, a la ramera.

En algunas partes de Extremadura, aludiendo a las mujeres honradas que debían entregarse sexualmente para poder comer durante la época de hambruna que siguió a la contienda civil, solía decirse:

La mujer que tiene punto
y no tiene de qué coma,
ha de vender el punto
para que del punto coma.

Puntosa es un adjetivo poco usado para referirse a la persona que tiene punto de honra, o que procura conservar la buena opinión y fama.

El capitán don Ginés de Buitrago
En la puerta de un urinario público alguien había escrito los siguientes versos:

Según libros nada nuevos,
es don Ginés de Buitrago
un capitán con más huevos
que el caballo de Santiago.

¿Pero quién era ese tal Ginés, capitán de tantos huevos? Ciertamente se trata de un personaje imaginario creado por el mejicano Edgar I. Martínez, del que escribió su historia en cuatro cantos, recogidos en su obra ‘Fantasías y golpes del alma’ (Libro de poesías y cantos).

La cuarteta anterior corresponde al Canto primero, que continúa así:

Y relatan las menciones
de su historia peregrina,
que tenía más victorias
que su espada, su minina.
Estos hechos los relatan
los antiguos Cronicones.
¡Y aquél que no me los crea,
que me toque los cojones!

Árboles protectores contra los rayos
Cuenta Félix Navarro (‘Curiosidades’, página 27), que un socio de la Academia de Botánica de Edimburgo hizo notar lo exacto de la creencia extendida en Inglaterra de que nunca cae un rayo sobre las hayas o sobre los álamos. Se registraron los casos de rayos sobre árboles de que la Academia tenía noticia, y no había entre ellos ningún árbol de estas dos clases herido por el rayo.

Y añade que, en América, los indígenas se refugiaban bajo las hayas durante las tormentas, porque habían hecho la misma observación de que daba cuenta el académico escocés, y habiendo pedido noticias autorizadas a América sobre este asunto, se vio que estaban de acuerdo con las obtenidas en Inglaterra.

Reliquias
Por lo que se refiere a la religión, en el Medievo no era costumbre dirigirse directamente a Dios en las plegarias personales, sino a través de los santos, intercesores de los hombres ante la divinidad. Cada persona tenía, como ahora, su santo patrono, su protector e intercesor, del cual lleva su nombre. Igualmente, cada ciudad, monasterio o gremio tenía el suyo, con el mismo motivo.

Por ello, se comprenderá que las reliquias debían de ser objeto de veneración insigne. Durante el siglo X hubo en Roma un verdadero comercio de huesos de las catacumbas, y en caso necesario llegaron hasta a robar las reliquias, como hicieron los venecianos con las de San Marcos. Parece ser que San Romualdo estuvo a punto de ser asesinado por sus compañeros, ávidos de poseer su cuerpo como reliquia.

Entre las más curiosas reliquias se conservaba en Vandoma una lágrima de Cristo, en Corbia la barba de Noé, en San Medardo un diente del Salvador, y en Colonia las cenizas de los Reyes Magos. Y en tiempo de la primera cruzada un monje tuvo una visión que le reveló el sitio en que estaba oculta la santa lanza.

Y eso sin olvidar, por ejemplo, el Mantel de la Santa Cena, que se venera en la cacereña ciudad de Coria.

Rarezas del siglo de Luis XIV
Estando este monarca francés en el sitio de Lille (cuenta Félix Navarro en ‘Curiosidades’, páginas 155-156) el gobernador de la plaza sitiada le remitía diariamente una cantidad de hielo para hacer refrescos, pues no tenía nada que ver, según el criterio original de aquel tiempo, que los vasallos se matasen con permiso de sus autoridades respectivas, para que estos cambiasen entre sí pequeñas finezas.

Una mañana, viendo Luis XIV que el encargado de traer el hielo venía con menos cantidad que la de costumbre, le interrogó diciéndole si el gobernador se iba volviendo avaro, pues ya hacía unos días que mandaba poco hielo. El mensajero de la plaza respondió interpretando la opinión de su jefe: “Tenemos que ser muy ordenados en este gasto de hielo, porque tanto puede prolongar S. M. el sitio, que se nos acabe la previsión que de él guardamos”.

En el mismo reinado de Luis XIV, sitiando este monarca una ciudad belga, famosa por su fabricación de encajes y siendo ridícula costumbre del ejército gastarlos en sus uniformes de campaña en tanta abundancia como las damas en la corte, a consecuencia de la rudeza de la guerra presentaban tan mal aspecto los ya haraposos encajes, que el monarca solicitó una tregua de los sitiados, exclusivamente para proveerse en la misma plaza de nuevos encajes para engalanar con ellos a los soldados.

Siniestro
Zurdo es el vocablo que designa a la persona que usa la mano izquierda para las cosas que, en general, se hacen con la derecha. Así se dice ‘A zurdos’ (con la mano izquierda, o de manera contraria a como se debe hacer); ‘No ser zurdo’ (ser listo, hábil); y ‘Ahí la juega un zurdo’, para ponderar, positiva e irónicamente, la habilidad, destreza o inteligencia de una persona.

Sinónimos de zurdo, son: zocato, zueco… y siniestro. Siniestro se aplica a la parte o sitio que está a la mano izquierda y, figuradamente, es avieso, malintencionado; propenso o inclinado a lo malo, infeliz, funesto, aciago; y, resabio, vicio o demañada costumbre que tiene el hombre o la bestia.

Siniestro (del latín ‘sinexter’, alteración de ‘sinister’) significa simplemente el lado del bolsillo, porque las togas romanas llevaban el bolsillo al lado izquierdo. En España, hacia 1140, significaba izquierdo, de donde pasó luego a funesto, infeliz, connotación negativa, por el mal agüero que, primero para los augures y adivinos antiguos y más tarde para el pueblo, significaba la aparición de ciertas aves por la mano izquierda.

Así, en el Poema del Cid (‘Camino del destierro, páginas 11-12) se lee:

Allí aguijan los caballos, allí les sueltan las riendas.
En saliendo de Vivar voló la corneja diestra,
y cuando en Burgos entraron a la mano izquierda.

Solo que el Cid no hizo caso de este mal agüero:

Se encogió de hombros el Cid, y meneó la cabeza.
-¡Albricias, Fáñez, albricias!, pues nos echan de la tierra.
Con gran honra volveremos a Castilla, a nuestra vuelta.

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