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Pasado con memoria (XXII)

Pasado con memoria (XXII)
Carnaval de Badajoz 2024. Foto: Ayuntamiento de Badajoz
Léeme en 12 minutos

Memoria, estabiliza mis inquietudes y mis espasmos grises.

Sobre el carnaval
Como se sabe, el llamado carnaval (de ‘carnelevare’, carne, y ‘levare’, quitar) o carnestolendas (de ‘carnestoltes’, formada con las palabras latinas ‘carnes tollere’, carnes retiradas o quitadas) es la celebración que precede a la Cuaresma, donde no faltan los disfraces, los desfiles y demás fiestas por las calles, siendo un tiempo de permisividad y descontrol que termina el Miércoles de ceniza con la quema (o entierro) de la sardina, ceremonia de purificación o renovación, pues representa aquello que debemos dejar atrás.

¿Y por qué una sardina? La explicación más verosímil afirma que, en sus orígenes, lo que se enterraba era una costilla de cerdo, como símbolo de la gula, que llamaban sardina por la forma que tenía, derivando posteriormente a quemar o enterrar una de verdad.

Este entierro está generalizado en toda España con alguna que otra variante, como en Murcia, donde es tradicional el Testamento de Doña Sardina, un desfile o pasacalles con aires carnavalescos previo al entierro que se lee desde el balcón del Ayuntamiento.

Aunque en contados lugares, además del entierro de la sardina, tienen lugar otros eventos. Por ejemplo, en la onubense Cortegana el Entierro del Chorizo, que conmemora la muerte de Don Carnal y pone fin al carnaval con la degustación de este embutido. Aunque en la década de los 90, coincidiendo con el primer viernes de carnavalero, se celebraba la Harinada, una actividad que tuvo su origen en los carnavales de principios del siglo pasado y que tenía lugar durante la mañana del Miércoles de ceniza, cuando se arrojaba harina entre los participantes, actualmente ha desaparecido.

En Zafra el carnaval comienza el 9 de febrero con el sepelio por las calles de la localidad y la despedida de la bellota fallecida; el domingo 11 tiene lugar la Bacanal de la Grasa, con la procesión de San Guarrín, que en realidad es una guarrina, como homenaje al cerdo ibérico, tan presente en estas tierras, y a sus exquisitas carnes. Y finalizará con el sepelio de Doña Sardina y su cremación.

Como curiosidad, en León, en la noche del Jueves al Viernes Santo se celebra el Entierro de San Genarín. En esta procesión, netamente pagana, se recuerda a un leonés de nombre Genero Blanco, del cual se cuentan muchas leyendas, aunque la que goza de más verosimilitud es la que recuerda que era empedernido borracho, amigo de las juergas y del constante consumo del licor de Baco.

Y, por último, en el carnaval de la colombiana Barranquilla se parodia el entierro de un tal Joselito, personaje que, según dicen, encarna el espíritu de esta fiesta, la más popular e importante de Colombia.

Pues sí, hombre… pues sí
‘Andar a morro’ o ‘Andar a la morra’ es una locución verbal coloquial con los significados de reñir, pelearse con frecuencia y a golpes. “Escapábanse pocos libros de mis manos y pocas estampas de mis uñas; sobre lo cual cada día andaba al morro o había quejas a mi padre y hermanas”. (Anónimo. ‘La vida y hechos de Estebanillo González’. Cap. 1º).

Otra locución coloquial con morro es ‘Beber a morro’, que es beber sin vaso, al chorro, a la corriente o a la botella.

Félix Navarro cuenta en sus ‘Curiosidades’ que el tiempo de luto se fijaba por las leyes romanas en diez meses, y el Código de Federico en seis, y que hay países en Europa en que la ley manda confiscar los bienes de la viuda que se casa antes del año de viudedad. Por las antiguas leyes de Castilla, la viuda que volvía a casarse renunciaba a la mitad de su haber, en beneficio de los hijos del primer matrimonio.

Jigote (del francés ‘gigot’, pierna de carnero, cordero o cabrito cortada para ser servida en la mesa), aunque ya menos usados, tiene los significados de guisado de carne picada rehogada en manteca, o comida picada en pedazos menudos. De ahí la locución coloquial ‘Hacer jigote una cosa o de una cosa’, que significa destrozar, despedazar; o, más sencillamente, hacer picadillo, lo que permitía hacer jigotes mezclando diversas carnes (las peores), costumbre muy propia en las malas posadas de antaño.

Allá por el siglo XVII existieron en Madrid los conocidos como bodegones de puntapié, puestos ambulantes situados a determinadas horas en las esquinas más transitadas y céntricas de la capital (incluso en la Puerta del Sol) donde se expedían comidas y bebidas. Recibían ese nombre porque estaban hechos de tablas colocadas sobre frágiles patas de madera o de caña, fáciles de mandar al suelo de un puntapié, poniendo fin al negocio. Uno de los más célebres por sus escándalos era el situado en lo alto de la calle de la Montera, perteneciente a Juan Rana.

“De aquel a quien todos hacen los daños que pueden, sin reparo ni lástima se dice que ha dado con él como en real de enemigo, entendiendo real como campamento de un ejército y especialmente el lugar donde se asienta la tienda del rey o del general”. Vamos, que venía a ser algo así como echar a los leones a alguien, como se dice hoy.

En su romance ‘No fuera tanto tu mal’ escribe Quevedo:

¿En qué ha pecado el ochavo
siendo una cosa tan bella,
que como en real de enemigos
ha dado sobre él cualquiera?

‘Chilindrina’ es un vocablo actualmente desusado que en el siglo XVII fue utilizado en sus escritos por algunos autores, como el anónimo autor de ‘La vida y hechos de Estebanillo González’, hombre de buen humor, una de las últimas novelas picarescas. El desconocido autor de esta autobiografía u obra de ficción escribió, en el capítulo V, tomo I, “El padre, algo enojado de oírme decir chilindrinas en tiempo de tantas veras, sacó de su manga un crucifijo pequeño y empezóme a predicar aquello de la ovejuela perdida y lo del arrepentimiento del buen ladrón”.

Y chilindrina (¿O chilindrona?), significa según el Diccionario de Autoridades “burla, chanza, gracejo o sainete en dicho o hecho”. Y, coloquialmente, cosa de poca importancia, anécdota ligera, equívoco picante, chiste para amenizar la conversación…

También se usaba el sustantivo coloquial ‘chafaldita’ en el sentido de pulla ligera e inofensiva.

Castillo Solórzano en ‘Fiestas del jardín. El marqués del Cigarral I’, escribe:

¿Venís, señor, a burlaros?
-¿Cómo burlas? Por la línea
del patriarca de mi abuelo,
que olvidando chilindrinas
son cuantas digo verdades.

Y en ‘Los encantos de Bretaña II’, el mismo Solórzano dice:

Y me llaman Chilindón
porque chilindrinas digo.

De origen incierto, ‘Bernardina’ es un sustantivo igualmente poco usado para expresar lo contrario a lo que se sabe: mentira, embuste. O, como escribía el extremeño Gonzalo Correas, era “una expresión de apariencia lógica y sentido disparatado o inconcluso con que se pretende entretener o embelesar a alguien”. Y, en plural, “fanfarronadas, palabras vanas o sin sentido usadas a veces para alardear”. “Apenas estaba colgado el compendioso globo de bernardinas y dislates, cuando […] se llegó todo el novelesco vulgo, a leerlo” (Estebanillo, capítulo XII, tomo II).

Así, pues, decir bernardinas es tanto como decir despropósitos, chanzas, palabras vanas, adulaciones…

Lope de Vega pone en boca de Lisardo, en ‘El acero de Madrid, I’:

Algo está febricitante,
intercadente y dudoso.
[Aparte]
(¿Hay tan gran atrevimiento
como decir bernardinas?)

El Obispillo de San Nicolás
El Obispillo de San Nicolás es una antiquísima tradición navideña que se remonta al siglo XIV. Está muy arraigada en Palencia y Burgos y en numerosos países de Europa, e incluso en Estados Unidos.

Consistía en la investidura de uno de los niños de la escolanía de una catedral o abadía como máxima autoridad. Según Covarrubias, “en las iglesias catedrales, en memoria de la santa elección que se hizo de San Nicolás, obispo de Mira, era un infante de coro que, con solemnidad, colocándole en medio de la iglesia en un cadalso, bajaba de lo alto de las bóvedas una nube y, parando en medio del camino, se abría. Quedaban unos ángeles que traían la mitra y bajaban hasta ponérsela en la cabeza, subiendo luego por la misma orden que habían venido”.

Habitualmente se elegía al obispillo el 6 de diciembre, fiesta de San Nicolás de Bari, patrón de los niños, y su autoridad no terminaba hasta el Día de los Santos Inocentes, el 28 de diciembre.

La cuadratura del círculo
Cacabelos (Cacabiellos, según Xulio Viejo en ‘La formación histórica de la llingua asturiana’) es un municipio de la provincia de León, en la comarca de El Bierzo. Con esta villa se relacionan los siguientes versos que, tienen su gracejo, son totalmente falsos. Dicen así:

En Cacabelos un chulo
acaba de descubrir
la cuadratura del cir
Culo.
Ya de hoy más nadie le ladra
a esta sublime criatura
que ha dedo por fin en la cuadra
tura
¡Denle al instante una placa
que bien la merece, oh cielos!
El ciudadano de Caca
Belos.

Las abejas de Napoleón
Cuando se abrió en 1653 la tumba de Childerico, padre de Clodoveo, se encontraron además de los esqueletos de un hombre y un caballo, de sus armas y varios objetos, como unas 300 laminitas de oro, que los heráldicos franceses declararon que representaban abejas, aun cuando no tenían más que una remota semejanza. Estas pequeñas láminas tenían en el centro una piedrecita de cornelina. Al declarar que eran abejas se creyó que eran un emblema de la actividad, si bien no debían ser más que las flores sembradas que adornaban el arnés del caballo de guerra. Luis XIV las hizo conservar en Versalles, colocándolas sobre un fondo verde, que fue el color real de los Merovingios, y de aquí provino que adoptase Napoleón ese color y el mencionado emblema como distintivos de su Imperio.

Penitencia
Desde muy antiguo, la Iglesia tenía por costumbre cuando un fiel confesaba un pecado imponerle una penitencia, o acto de arrepentimiento, antes de dejarle entrar de nuevo en el templo con el resto de la comunidad cristiana. Ese acto era público si el pecado había sido cometido públicamente.

En el siglo VIII ya existían libros penitenciales donde se indicaba el castigo correspondiente a cada falta; penas que durante mucho tiempo fueron duras y humillantes para los penitentes.

En ciertas penitencias, que llegaron a durar hasta siete años, el culpable tenía que pasar el primero de ellos descalzo en la puerta de la iglesia, inclinándose ante los fieles que entraban y rogándoles que rezaran por él.

Por lo general, las penitencias consistían en ayunos, oraciones y azotes, aunque poco a poco se fue precisando el sistema, y se admitió que 3.000 azotes equivalían a un año de penitencia. En la Italia del siglo XI hubo un ermitaño (Domingo, apodado ‘El Acorazado’) que tenía fama de poder cumplir de este modo en 15 días 100 años de penitencia.

Más tarde se admitió también que las penitencias podían rescatarse con buenas obras, peregrinaciones a lugares santos o donativos a la Iglesia. Según decían (escribe, citado por Seignobos, ‘Historia de la civilización en la Edad Media’) “los santos han poseído más virtud de la que necesitaban para salvarse; estos méritos ‘superabundantes’ han constituido el ‘tesoro de las indulgencias’, que permite rescatar las faltas de los pecadores. La Iglesia dispone de él y puede conceder parte à los files, aun en provecho de las almas de los muertos, que se encuentran en el purgatorio. En cambio, puede exigir algunos sacrificios pecuniarios. El pecador no compra la absolución, según se ha dicho inexactamente, sino sólo la penitencia, ò mejor dicho, la Iglesia le hace gracia de ella”. Tal es la doctrina de las ‘indulgencias’. “Al recibir tierras de los penitentes, les hacemos gracia de una cantidad de penitencia proporcional à su donativo”, escribe Damián.

El tonto que se casó con la hija del rey (cuento extremeño)
Érase un rey que tenía una hija y, cuando era muy moza, prometió casarla con el hombre que le dijera una adivinanza que nadie acertara. Un tonto se empeñó en acudir a la oferta del rey; sus familiares intentar que desistiera, pero el tonto se salió con la suya y visitó al rey y le dijo:

-Tolta mata a Mira (Perra)
-Mira mata a tres cuervos (Que se le posaron a la perra para sacarle los ojos y, riñendo unos con otros, se cayeron en la fuente y se ahogaron)
-Tiré lo que vi (Un pastor que tiró a una liebre preñada que iba corriendo y la mató)
-Maté lo que no vi (Los lebratillos que iban en el vientre de la liebre)
-Comí carne por nacer (Como referencia a los lebratillos)
-Cocida con palabras del Espíritu Santo (Porque entró en una ermita y cogiendo el misal que había en el Altar lo quemó para asar la liebre)
-Bebí agua que no estaba ni en el cielo ni en la tierra (Agua de la lámpara del Sagrario).
-Y vi llevar un muerto a dos vivos (Vio río abajo a un burro muerto sobre el que iban posados dos cuervos)

Y, claro, como nadie era capaz de adivinar estos enredos que el tonto propuso, el rey no tuvo más remedio que cumplir su palabra, y casó a su hija con el tonto.

Y aquí se acabó mi cuento y mi casamiento, hice un hoyito y le meé dentro.

Críticas
Antonio Gil y Zárate fue un dramaturgo, pedagogo y crítico madrileño que escribió más de 20 obras de teatro, entra las que se encuentran ‘Guzmán el Bueno’, en 1842. Sobre esa obra el también escritor, periodista y poeta satírico vallisoletano Juan Martínez Villergas escribió:

Nada a su impotencia igualo
y sólo un autor de trueno
pudo, de Guzmán el Bueno
hacer un Guzmán tan malo.

Igualmente ridiculizó al también dramaturgo, poeta y censor del Teatro del Príncipe de Madrid Bretón de los Herreros, que era tuerto, pues perdió el ojo izquierdo en un duelo que sostuvo en Jerez de la Frontera en 1818:

Una comedia empecé
que se acabó en el fogón
cuando supe que Brutón
mandaba en el comité,
porque tiene, esto es un hecho,
la órbita izquierda cerrada
y creo que por el ocho derecho
creo que no le entra nada.

Conversaciones reales entre un servicio de asistencia técnica y usuarias de equipos informáticos
Corrieron por el año 2013 o 2014 entre el público en general y los colegios.

Caso 1
Técnico: ¿Qué ordenador tiene usted?
Usuaria: Uno color blanco con ribetes grises.
Técnico: (Silencio)

Caso 2
Usuaria: ¡Hola! No puedo sacar el CD del reproductor.
Técnico: ¿Ha intentado apretar el botón?
Usuaria: Sí, claro, está como pegado.
Técnico: Eso no suena bien, tomaré nota.
Usuaria: No, espera… No había metido el CD, está todavía en la mesa, gracias.

Caso 3
Técnico: Haga clic sobre el ícono ‘Mi PC’, a la izquierda de la pantalla.
Usuaria: ¿Su izquierda o mi izquierda?

Caso 4
Técnico: Buenos días, ¿En qué puedo ayudarle?
Usuaria: Hola, no puedo imprimir.
Técnico: Por favor dé clic en ‘Inicio’ y…
Usuaria: Escuche, no empiece con tecnicismos, no soy experta en ordenadores.

Caso 5
Usuaria: Buenas tardes. No puedo imprimir, cada vez que lo intento dice ‘No se encuentra impresora’. ¡He cogido incluso la impresora, la he colocado frente al monitor, pero el ordenador todavía dice que no la puede encontrar!

Caso 6
Usuaria: Tengo problemas para imprimir en color rojo.
Técnico: ¿Tiene una impresora a color?
Usuaria: No, la mía es blanca solo.

Caso 7
Técnico: ¿Qué ve en su monitor ahora mismo?
Usuaria: Un osito de peluche que mi novio me compró en Barcelona.

Caso 8
Técnico: Ahora, pulse F8.
Usuaria: No funciona.
Técnico: ¿Lo ha hecho correctamente?
Usuaria: Sí, he presionado ocho veces la letra F.

Caso 9
Usuaria: Mi teclado no quiere funcionar.
Técnico: ¿Está segura de que está conectado?
Usuaria: No lo sé. No alcanzo la parte de atrás.
Técnico: Coja el teclado y dé diez pasos hacia atrás.
Usuaria: Vale.
Técnico: ¿El teclado sigue con usted?
Usuaria: Sí.
Técnico: Eso significa que el teclado no está conectado. ¿Hay algún otro teclado?
Usuaria: Sí, hay otro aquí. ¡Huy, este sí funciona!

Caso 10
Técnico: Tu password es ‘a’ minúscula de andamio, ‘V’ mayúscula de Víctor, el número 7…
Usuaria: ¿El 7 en mayúscula o minúscula?

Caso 11
Usuaria: No puedo conectarme a Internet, aparece ‘Error de clave’.
Técnico: ¿Está segura de que está utilizando el password correcto?
Usuaria: Sí, estoy segura, vi a mi marido escribirlo.
Técnico: ¿Me puede decir cuál era el password?
Usuaria: 5 asteriscos.

Caso 12
Usuaria: Tengo un grave problema. Un amigo me puso un protector de pantalla, pero cada vez que muevo el ratón el protector desaparece.

Caso 13
Usuaria: No logro encontrar el icono para abrir el Word.
Técnico: Mire en el escritorio. ¿Qué ve ahí?
Usuaria: Muchos papeles y mi bolso.

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