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El púlpito de la iglesia de Aldea del Obispo

El púlpito de la iglesia de Aldea del Obispo
Foto: Cedida

Hasta la primera mitad del siglo XIX Aldea del Obispo formó parte de Trujillo como arrabal; tras la caída del Antiguo Régimen esta aldea se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura. Desde 1834 queda integrado en el Partido Judicial de Trujillo.

En 1916 la Real Sociedad Geográfica realizó un amplio estudio que tenía por objeto modificar el nombre de centenares de núcleos urbanos en todo el territorio nacional que estaban afectados por idéntica denominación, para solventar la confusión que pudiera originar la duplicidad de nomenclatura de los pueblos españoles. El Conde de Romanones elevó a su majestad la propuesta del cambio de nombre de 573 pueblos de los 1.020 afectados.

Entre los núcleos incluidos por el Real Decreto estaba Aldea del Obispo, porque tenía la misma denominación que la vecina población de la provincia de Salamanca. El Real Decreto fue publicado por la Gaceta Oficial el 2 julio de 1916. El siguiente 10 de julio se leyó el citado Real Decreto en sesión plenaria, por el cual la localidad de Aldea del Obispo de la provincia de Cáceres pasaría a denominarse en lo sucesivo Aldea de Trujillo. El Consejo leyó el contenido del Decreto y acordó que en todos los documentos oficiales se pusiere el nuevo nombre, estando vigente hasta que en 1997 pudo recuperar su antiguo nombre: Aldea del Obispo.

La iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario es una construcción de mampostería, con presencia de sillares graníticos en las esquinas, torre, pilastras y contrafuertes. La fábrica data del siglo XVIII y está construida sobre un edificio anterior del siglo XVI, cuyos escasos restos aún permanecen.

El interior presenta una nave dividida en cuatro tramos por arcos fajones de medio punto sobre pilastras prismáticas; la cubierta es de cúpula sobre pechinas en la capilla mayor, y de cañón con lunetos en los tramos de la nave. En el muro del Evangelio se conserva el púlpito de cantería con un tornavoz más moderno, de madera, de la primera mitad del siglo XX.

El púlpito es obra de la segunda mitad del siglo XVI, conservándose tan solo el campanario, el púlpito y parte de la arquitectura interior, como las pilastras y los arcos. El púlpito es un magnífico ejemplar, sencillo en su aspecto ornamental, pues nos ofrece los paños lisos, sin ningún tipo de decoración, tan solo una cartela rectangular con un escudo liso en su paño frontal. En pocos ambones se ha obtenido un mayor acuerdo entre simplicidad ornamental y majestuosidad arquitectónica.

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