La nuestra calavoración d’esti mes no poíamus por menus que endedicá-la ala memoria del nuestru sociu Joaquín García-Plata i Quirós, que afió comu naidi la coltura populal estremeña, i se mos á díu en esti mes passau de Juliu. El nuestru sociu i poeta Cruz Díaz Marcos l’á queríu endedical estas palabras velaquí:
A veces, la poesía es una puerta abierta por la que entramos al interior del ser humano. Este fue mi lazo de unión con mi inolvidable y querido amigo Joaquín: la poesía.
Lo conocí en el año 1981 en Plasencia, durante la entrega de premios del quinto concurso de poesía ‘Ruta de la Plata’, que tuve el placer y la emoción de ganar en la modalidad de lengua castellana. Contaba yo entonces 25 años y era un joven tímido y reservado. Aquel primer encuentro, esporádico, se nos quedó grabado en el tiempo y en el recuerdo como una huella imborrable.
Unos años más tarde recibí su llamada, en la que me pedía que le enviase una fotografía personal para el libro ‘Ruta de la Plata. 10 años de poesía en Extremadura’, que recoge los diez primeros premios del concurso y la obra de su abuelo, Rafael García-Plata de Osma.
Al cabo del tiempo, la vida nos volvió a unir de nuevo, esta vez definitivamente. Joaquín estaba librando su batalla contra la enfermedad que le asalto al poco tiempo de jubilarse con una actitud ejemplar. Descubrí al ser humano, al amigo, al hombre bueno, a la persona humilde, sencilla, pero llena de grandeza y dignidad. Era un entusiasta de los versos y sabía apreciar la verdadera poesía. Amaba a su tierra. Su labor incansable en defensa de la cultura y la poesía extremeña ha sido indudable: lo evidencian esos 27 años del ‘Ruta de la Plata’, revistas, conferencias, charlas… Organizador, con Matías Simón, del homenaje anual a Gabriel y Galán en el monumento del Paseo de Cánovas cada 6 de enero… y tantos y tantos proyectos en pro de nuestra Extremadura.
Le estábamos preparando con ilusión y entusiasmo un merecido homenaje al que no llegó. Él lo sabía, y lo esperaba con profunda, sencilla y humilde emoción.
Era un ser humano extraordinario, y para mí, personalmente, un entrañable amigo, un hermano; así nos llamábamos en los últimos meses: hermanos. Pocas fechas antes de su partida había acudido a las presentaciones de mis libros, en Cáceres, en Guijo de Granadilla, en Coria… y yo me alegraba, porque lo veía disfrutar.
Querido Joaquín, tus poetas estamos contigo y estaremos siempre. Eras, eres, cauce de versos, puente de unión entre poetas y lectores. Aquí seguimos, a tu lado, enhebrando versos para el cielo, nuestra tierra y el alma. Un abrazo infinito querido hermano.
