Nacida en Helsinki, Helene se convirtió accidentalmente en artista con 4 años, al caerse por las escaleras y fracturarse la cadera. Durante su recuperación su padre le dio un lápiz y se puso a dibujar. Su infancia y adolescencia transcurrieron recluidas debido a la cojera. Luchó contra la enfermedad durante toda su vida. A pesar de haberse comprometido sentimentalmente en una ocasión y de haber mantenido una relación larga no correspondida nunca se casó, y dedicó muchos años de su vida a cuidar de su madre enferma.

La temprana muerte de su padre dejó a la familia empobrecida, pero un profesor pagó sus estudios de pintura. Schjerfbeck, artista compasiva y de gran inteligencia, ha hecho progresar la pintura finlandesa más que cualquier otro contemporáneo. Su punto de vista alejado de los principales centros artísticos le ha permitido forjar un estilo distinto, con una visión tan íntima como melancólica.

En sus inicios utilizó una paleta luminiscente y una composición fragmentaria. Más adelante desarrollaría un estilo más reducido, incluso abstracto, reelaborando muchos de sus temas. En sus primeras producciones estaba ansiosa por demostrar su valía a través de temas serios, importantes y exigentes.

Fue muy particular al elegir a sus modelos. Admiró mucho a los viejos maestros, sobre todo a El Greco y su interpretación artística de la intensidad psicológica y el drama. También se inspiró en la cultura visual de su época, en la moda, las revistas y los catálogos, convirtiéndose en una figura importante en el movimiento modernista temprano.

Su habilidad para resaltar la sutil intimidad hace que su trabajo sea emocionalmente sincero, sin desviarse hacia lo sentimental. Muestra serenidad y un gran respeto por la sencillez de expresión.

El prestigio internacional de Schjerfbeck no ha dejado de crecer desde la organización de una exposición en Nueva York hace más de dos décadas. Sus obras han alcanzado precios de venta sin precedentes entre los artistas finlandeses, como los casi cuatro millones de euros de ‘Zapatos de baile’, una pintura que muestra la influencia de la estancia de Schjerfbeck en París, donde había expresado su admiración por Edouard Manet.

En 2020 se estrenó ‘Helene’, una película sobre su vida que la presenta como una mujer audaz, llena de talento y con una feroz determinación.

Más de seis décadas después de su muerte la obra de Helene Schjerfbeck está más viva que nunca. En ‘The Economist’ se dijo sobre ella: “A menos que seas finlandés seguro que nunca has oído hablar de esta enigmática artista. Precisamente eso es lo que la hace más importante”.