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1 de mayo de 1994: accidente mortal de Ayrton Senna. 30 años después te seguimos llorando

1 de mayo de 1994: accidente mortal de Ayrton Senna. 30 años después te seguimos llorando
Foto: Cedida
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Por mucho tiempo que pase desde aquel fatídico día no podemos olvidarlo; mucho menos cuando se cumplen 30 años sin uno de los más grandes de la Fórmula 1, si no el que más.

Sigue doliendo tu ausencia, campeón; nos seguimos acordando de ti cada carrera que pasa; y este año, con este aniversario tan especial, podremos ver muchos eventos en los que te van a homenajear. Yo aporto mi granito de arena para que quien no te conozca lo haga, y para que quien sabe de ti no te olvide.

El Gran Premio de Fórmula 1 arrancaba en el circuito de Ímola con los primeros libres y con el primer accidente de ese fin de semana trágico (por algo le llaman ‘La carrera maldita’). Tras los primeros minutos de las clasificatorias del viernes, Rubens Barrichello, amigo de Senna, tuvo una violenta salida de pista, y solo recobró el sentido en el hospital del circuito. Ayrton acudió inmediatamente al hospital para darle su apoyo. Estaba ansioso, inquieto y conmocionado.

Al día siguiente ocurría la muerte de Roland Ratzemberger, otra verdadera lástima, y además ha tenido que compartir esta tragedia con un grande como Senna, por lo que se le ha tenido menos en cuenta que a Ayrton; pero ciertamente fue otro mazazo más ese negro fin de semana del mundo del motor. El debutante piloto austríaco sufrió un accidente brutal y fatal; fue víctima de la rotura de un alerón delantero del Simtek, que perdió adherencia a 304 km/h y salió recto en la Curva Villeneuve, chocando de frente contra el muro de cemento a unos 300 km/h. Murió casi al instante debido a la gran violencia de la desaceleración.

Senna fue al lugar del accidente. Esta iniciativa le valió una sanción de la FIA, pero a Ayrton Senna era lo que menos le preocupaba; quedó muy tocado, nervioso, fue a la parte trasera de los boxes, solo, y lloró.

Esa noche Ayrton habló con su novia y le confesó su inseguridad y su poca voluntad de disputar aquel Gran Premio: “No tengo buenos presentimientos; si pudiese, no correría”.

Todos coincidían en que, aquel día, Senna estaba distinto, y buena prueba de ello fue una serie de movimientos poco habituales en él. Para empezar, estuvo mucho tiempo apoyado en el alerón trasero de su Williams moviendo la cabeza de lado a lado, con un gesto claro de decir que no; se le vio conversando con el director del equipo, Frank Williams, que prácticamente le tuvo que convencer para que corriese; antes de entrar en el coche pidió que le proporcionase una bandera de Austria, aunque sabía que en aquella época ese gesto estaba prohibido por parte de la FIA, que por entonces se mostraba muy fría ante estas situaciones (afortunadamente eso ya ha cambiado algo). El caso es que, muy a pesar de sus pocas ganas y su mal presagio, Senna confiaba en que iba a ganar aquella carrera, y quería celebrar la victoria con una bandera austríaca en homenaje a Ratzemberger. Y, para terminar, una vez que se ponía en la línea de salida con el coche, siempre se bajaba del monoplaza e incluso concedía alguna que otra entrevista; pero aquel día no se bajó, se le vio pensativo y con un gesto bastante contrariado.

SFCarPor si no había suficiente con lo ocurrido ese fin de semana, la salida no iba a ser menos y, como presagio de lo que después vendría, hubo otro incidente más. Pedro Lamy no vio el Benetton de J. J. Lehto detenido y chocó violentamente con él. La pista se vio invadida por los restos de los dos coches y tuvo que interrumpirse la prueba. Sin embargo, la dirección de la prueba decidió hacer entrar al ‘Safety Car’ en lugar de detener la carrera, demostrando de nuevo su frialdad y anteponiendo el espectáculo a algo mínimamente humano.

Ayrton había salido el primero y se mantenía líder de la prueba detrás del ‘Safety Car’. En la vuelta 5 el ‘Safety Car’ salió de la pista y la carrera continuó. En la vuelta siguiente Ayrton pasó por última vez por la línea de meta, 0,675 segundos por delante del Benetton de Schumacher, sin saber que los neumáticos se vinieron abajo por las vueltas a baja velocidad que dieron, perdiendo parte de la presión que necesitan para posteriormente alcanzar las velocidades que cogen los monoplazas, y eso fue en gran parte el culpable del accidente, ya que con lo bajos que iban los coches por aquella época, con las presiones que llevaban en esos momentos, prácticamente daban con el suelo, y por más que quisiera torcer el volante, el coche no respondió. En la entrada de la Curva Tamburello, a las 14 horas y 18 minutos, el Williams rozó el pavimento y escapó al control del piloto; el monoplaza chocó con el muro de cemento, a tan solo 15 metros de la pista, sin ninguna escapatoria de arena u otra zona de desaceleración; el coche rebotó hacia la pista, dio media vuelta y regresó a la escapatoria; siete segundos después de la colisión, el automóvil, destrozado, se detuvo con la parte delantera y el lado derecho, excepto el cockpit, totalmente destruidos.

Algo pudimos ver por la televisión, y en ese justo momento la cabeza del brasileño se estremeció imperceptiblemente dos veces, y luego quedó inmóvil para siempre. Todos nos quedamos horrorizados, aunque con alguna esperanza. Pero era en vano. En el lugar del accidente, en el pavimento, donde fue colocado el cuerpo de Ayrton sobre una camilla, una enorme mancha de sangre, la cabeza oculta por los médicos y los enfermeros con una sábana verde.

Justo en ese momento me di cuenta de que a partir de entonces habría un antes y un después en la Formula 1; nos dejaba el campeón como piloto y mejor persona, alguien a quien aún hoy, después de 30 años, todavía lloramos y jamás olvidaremos.

A las 18 horas y 5 minutos la doctora Fiandri, visiblemente emocionada, leyó un comunicado que anunciaba la muerte clínica de Ayrton Senna. El piloto continuaba con respiración asistida, que mantenía su corazón en funcionamiento. La declaración causó una profunda conmoción. Unos lloraban, otros salieron disparados de la sala. A las 19 horas y 5 minutos la doctora Fiandri apareció de nuevo en la puerta de urgencias del hospital. Pidió calma y reveló: “A las 18 horas y 40 minutos Ayrton Senna no presentaba ninguna actividad cardíaca. Ha muerto”.

Se calcula que más de dos millones de personas siguieron el camión de bomberos que portaba el ataúd de Ayrton Senna por las calles de Sao Paulo, su ciudad natal. Fue uno de los entierros más multitudinarios de la historia.

En Ímola, el 1 de mayo de 1994, tuvo lugar ‘La carrera maldita’, y a las 14 horas y 18 minutos, a 310 km/h, en la Curva Tamburello, se apagaba un piloto y nacía una estrella, una leyenda, un mito llamado Ayrton Senna da Silva.

¡Solo mueren los que son olvidados, y aquí siempre brillarás! ¡Ayrton, va por ti!

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