‘San Gil. Un pueblo cacereño de colonización en la Vega del Alagón’ es el título del nuevo libro escrito por José Antonio Ramos Rubio y José Luis Pérez Mena, y editado por la Diputación de Cáceres, que ha sido presentado en la propia localidad.

“Este trabajo contiene un estudio de investigación de nuestra población, sus orígenes, su trazado urbano y arquitectónico y que, gracias a los desvelos y preocupación de José Antonio y José Luis, ha podido ver la luz, al considerarlo el Consistorio un importante estudio. Cada día resulta más claro que para comprender las obras históricas o literarias hay que salirse de ellas y contemplar el contexto en que nacen y se desarrollan. El libro que nos presentan en esta ocasión ambos autores se configura como una obra ejemplar para el conocimiento histórico de San Gil. No quisiera dejar de subrayar uno de los objetivos más loables del libro: la puesta en valor del legado de nuestro pueblo, y su fomento y divulgación. Porque no puede amarse lo que no se conoce. Personalmente, he de decir que ni viviendo cien vidas alcanzaría a agradecer lo suficiente el trabajo que han hecho los autores, y el cariño que han puesto en su desempeño”, explicaba la alcaldesa de San Gil, Esther Sánchez Tapia.

Los primeros colonos llegaban a San Gil en 1971, cuando aún no había ni siquiera calles, tras el proyecto de urbanización realizado seis años antes por Francisco Moreno López. San Gil creció como pedanía de Plasencia, siendo el último de los pueblos de colonización que se crean por el Instituto Nacional de Colonización. Se construyó en el término municipal de Plasencia, junto a la turística e histórica Vía de la Plata. Se encuentra a un kilómetro de Galisteo, donde se localizan parte de las parcelas de los colonos. Antiguamente, los vecinos tenían la parcela asociada a la casa, además del ganado con el que entraban en el pueblo y se movían de un lugar a otro.

“Al publicar este libro queremos brindar un homenaje a todas esas personas que sembraron las raíces de San Gil. Hombres y mujeres, que dejaron sus pueblos de origen en busca de un sueño, con la ilusión de encontrar una vida mejor, aun sabiendo que no sería fácil. No sabían que aquellas lágrimas derramadas por dejar atrás sus raíces, el miedo a lo desconocido, los pocos útiles que transportaban, el ímpetu y afán por una vida mejor para ellos, pero sobre todo para sus hijos, sería mucho más que eso, más que una aventura, porque todo el esfuerzo realizado dio sus frutos, y no precisamente nos referimos a los frutos de sus cosechas, pues aquí se encontraron con personas en su misma situación con las cuales fueron creando lazos, sino una gran familia unida”, detalla José Antonio Ramos.

Añade José Luis Pérez Mena que “el interés de esta publicación no ha sido otro que el de conseguir una recopilación a través de imágenes, escritos y referencias personales de la creación de San Gil, coincidiendo con la celebración de su 50 aniversario. Los que nos dedicamos a la historia tenemos la obligación de no perder nunca ese espíritu que nos transmitieron nuestros padres y abuelos. El espíritu de la unión y tenemos el compromiso de hacer que ese esfuerzo que emprendieron los primeros colonos, no caiga en el olvido”.

Actualmente cuenta con 320 habitantes, el doble desde la llegada de los primeros colonos. Es una población que cuenta con todo lo necesario para la comodidad de sus habitantes: farmacia, consultorio médico, espacio multiusos, pistas deportivas, colegio público, campo de golf y un restaurante.

Además, son más de 40 los vecinos de San Gil con discapacidad intelectual usuarios de la residencia de Placeat Plena inclusión, por lo que San Gil es un referente nacional en inclusión y accesibilidad para discapacidad física, sensorial o intelectual. Uno de los programas piloto que se están llevando a cabo es la instalación en los espacios públicos de carteles con códigos NFC o QR para acceder a diversa información y recursos.